Por Soraya Aimee Ricardo
La verdad es nunca imaginé que estaríamos confinados sin poder salir más que lo estrictamente a lo indispensable. Veía de lejos lo pasado en China y en otros países y la verdad que no paso por mi mente que en algún momento estuviéramos en su misma condición.
Recuerdo a mi amiga Miriam dándole seguimiento a los casos y decirme: Sory eso viene para acá. A lo que yo respondía: Olvídate de eso, eso es una gripe como cualquier otra. Mira todos los casos de H1N1 que hemos visto pasar y aquí estamos.
Al pasar los días, seguían incrementando los casos, el número de muertos y veíamos venir lo que pensé que nunca iba a pasar.
Ya los niños estaban en las casas, asignaciones desde la casa, los supermercados abarrotados de personas; en fin, la película que habíamos visto de otros países, ya había llegado al nuestro. La ansiedad iba creciendo, esperando de si nos iríamos todos a nuestras casas y declararían la cuarentena. Yo oraba para que eso no pasara.
Quería mi vida normal! Quería quedarme en mi oficina hasta el último momento, pues no sabía cómo estar todo el tiempo en casa, además de todo lo que estábamos viendo diariamente.
Y no me mal interpreten, no es que no me guste estar en casa; sin embargo, el mismo estilo de vida me había llevado a estar entre las responsabilidades de mi trabajo y mi negocio personal, mucho tiempo fuera toda la semana y los fines de semana salir a pasear y disfrutar en familia.
Traté de acomodar mi rutina en casa lo más parecido posible a mi día a día. Lo único que las horas de hacer ejercicio las había rodado para el final la tarde; pues ya no era necesario levantarme a las 5:30 am sino tenía que llevar a las niñas al colegio.
Comenzamos con un poco de ansiedad, viendo mi esposo en casa sentirse improductivo en medio de esta situación y mi Avril que solo decía: Mamá vamos a salir pero a un lugar lejos; las pocas veces que me acompañó a pasear a Bruno (mi hijo varón, un Bulldog Francés).
Ahora, el salir a pasear a Bruno se había convertido en un placer más que una responsabilidad. Por otro lado estaba Daniela, ella es diferente, ama estar en su casa; mientras tenga una TV y/o su Ipad para interactuar con sus amigos, estaba tranquila en casa.
Pero los niños no suelen expresar sus emociones de la misma forma que lo hacemos los adultos; y solo al final de cada día, al momento de orar antes de acostarnos; podía entender lo que estaba pasando pos sus mentes y que había en su corazón con relación al Coronavirus.
La paz de Dios ciertamente llenaba mi corazón, sin embargo no les voy a negar que a veces me inquietaba pensando en el porvenir, más por el no saber hasta cuando estaríamos en esta condición, el negocio de mi esposo cerrado, mi negocio también, los compromisos que siguen igual.
La aterradora idea de que mis padres o algún familiar nuestro pudiera enfermarse. El ver tan cercano el protocolo cuando una persona se enferma, una película de terror y, todos esos pensamientos que tratan de llenar nuestra mente.
A pesar de eso he estado convencida de que Dios tiene el día y la hora en que esto va a terminar y que él no olvida su pacto que hizo con nosotros cuando prometió no destruir nunca más la tierra y nos dejó el precioso arcoíris como prueba de ello. Solo veía a mi esposo y le decía: ríete porque de esto hay que reírse para no llorar. Viendo el panorama oscuro sin fecha de vencimiento.
Al pasar unas semanas tuvimos nuestra primera reunión virtual de la célula que asisto hace aproximadamente 15 años casi todos los miércoles. Y al empezar la reunión, estas palabras que dijo mi Enmanuel Marte chocaron y bloquearon mi mente por segundo. Cuando él hablaba u oraba, no recuerdo; él decía: Miremos este tiempo hermoso que el Señor nos ha permitido compartir.
Y yo me quedé pensando: Hermoso? Que tiene de hermoso estar encerrado por tiempo indefinido y ver todo lo que está pasando afuera. Y vino luego a mi esta palabra que está en Eclesiastés 3:11: Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
Y la Palabra de Dios es real, y si dice que Dios todo lo ha hecho hermoso en su tiempo, entonces aun en este tiempo podemos encontrar muchas cosas hermosas; a lo que reflexioné y quiero listarles las cinco cosas hermosas que pude ver rápidamente al meditar en este tiempo.
1. Puedo comer con mi esposo y mis hijas todos los días. Desde que mi hija mayor paso a primero de primaria, por el cambio en su horario de clases; no come en casa, por lo que solo comemos juntos los Domingos. Pues los sábados aprovecho y salgo a hacer diligencias. Este tiempo nos ha permitido comer juntos todos los días, aprovechamos y nos turnamos para dar gracias a Dios por los alimentos.
2. Nunca me había percatado de que en las mañanas tengo unos hermosos pajaritos que cantan cerca de mi ventana a la misma hora, todos los días. Al parecer la premura y el afán no me permitía escucharlos.
3. La bendición de vivir más lento, disfrutando la vida diaria. La vida no es más que levantarse, cocinar, salir a trabajar, lavar, planchar y trabajar; y vuelve y se repite todos los días. Pero he aprendido a gozarme en estos días y puedo decir que se ha hecho vida en mí, la Palabra: El Gozo del Señor es nuestra fortaleza. Nehemías 8:10.
4. A ver a mi hija pequeña, observarla y aprender de ella en este tiempo: Ella no estaba ajena a lo que estaba pasando, de hecho, me decía: Que mal que no podemos salir, cuando se va a acabar el coronavirus. Pero seguía ocupada en sus cosas, jugando, quería ponerse ropa linda todos los días, queriendo pasar tiempo conmigo; en fin, nada le inquietaba.
Y no es que piense que debemos actuar como que nada está pasando. Debemos orar por nuestro país, por el mundo, por los necesitados, por los que han perdido algún familar, etc. Sin embargo, es momento de ejercitar nuestra fe en quien hemos creído.
Dios nos manda en este tiempo a buscarle y estar firmes. A hacer vida este versículo: Estad quietos y conoced que yo soy Dios» Salmo 46:10. Y que significa estar quieto? Al buscar la definición en el diccionario encontré: pacifico, sosegado, apacible, libre de ruido. Si estamos ansiosos, preocupados, llenos de afán; no podremos escuchar la voz de Dios entre tantas cosas que nublaran nuestra mente. Suena más fácil decirlo que hacerlo, pero si le pedimos ayuda al Espiritu Santo, ciertamente nos ayudará en esto.
5. Y por último, a estar agradecida más que nunca de todo lo que tenemos. Jesus en nuestros corazones, vida, buena salud, un techo, alimento en nuestra mesa cada día, mi familia extendida en salud, un trabajo que ha sido parte del sustento de nuestra casa, unas niñas hermosas, un proyecto personal que me mantiene activa y soñando, una Iglesia que es mi familia también, en fin; esta es solo una parte de las cosas por las cuales estoy agradecida.
Los invito a tener un Espiritu diferente, como el que tuvo Enmanuel. El mismo Espiritu que tuvieron Josué y Caleb cuando fueron a espiar la tierra prometida.
Recuerden como ellos vieron lo mismo que vieron los diez espías restantes, pero ellos no olvidaron lo que Dios había hecho para humillar al faraón y sacarlos de Egipto; cómo los hizo pasar el Mar Rojo sobre tierra seca y cómo había destruido al faraón y a todo su ejército; cómo les había dado de comer y de beber en el desierto.
Es el mismo Dios que sigue en control de todo y que no olvida el pacto que ha hecho con nosotros. Los invito a hacer hoy una lista de las cosas por las cuales están agradecidos, de seguro les sacara una sonrisa y podrán ver hermosura en medio del caos.
Los invito a tener un Espiritu diferente!
Muy lindo mensaje! 💙
Prima ! Eso te quedó hermoso !!!
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